ORÍGENES
El pueblo de los tung-i (literalmente 'arqueros del este')
se estableció en la región de Manchuria 3000 a. C. y sus dominios se
extendieron hasta la actual Corea del Norte. Según la leyenda que relata su
origen, un hombre llamado Hwanung descendió del cielo a la tierra, donde se
encontró con un tigre y un oso que deseaban convertirse en seres humanos. Sólo
al oso se le concedió su deseo y se transformó en una mujer con la que luego
Hwanung se casó. Ambos tuvieron un hijo, Dangun, quien en el año 2333 a. C.
ascendió al trono como el primer soberano de Corea. Se dice que la descendencia
de este mítico rey continuó la dinastía real durante más de 1000 años.
Es así como se pobló toda la península gracias a la continua
inmigración, tanto de las tribus autóctonas de Corea como de emigrantes chinos,
lo que se refleja en la leyenda de Wi Man. Los pueblos inmigrantes se
fusionaron hasta crear un pueblo homogéneo que desarrolló la cultura coreana a
partir de distintas corrientes, como el chamanismo y las influencias chinas.
Hasta el día de hoy, la identidad coreana se nutre de
numerosas tradiciones, a pesar de que éstas parecen estar desapareciendo bajo
el aluvión de influencias occidentales modernas, principalmente las
estadounidenses. Así, en muchos ámbitos, el pensamiento permanece arraigado en
el antiquísimo chamanismo, mientras que el confucianismo se encuentra
profundamente interiorizado en los coreanos y repercute en todos los aspectos
de su vida.

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