PINTURA COREANA
Las pinturas más antiguas halladas en la península coreana
son pinturas rupestres. Con la llegada del budismo proveniente de China,
también se adoptaron rápidamente sus técnicas pictóricas, pero las técnicas
autóctonas no fueron desplazadas por completo.
En contraste con la pintura clásica europea, que alcanzó un
nivel de perfección en la reproducción del detalle y el juego de colores, el
arte coreano le concede más valor a la capacidad de transmitir determinado
estado de ánimo, de tal manera que quien contempla la obra quede cautivado. Los
motivos preferidos son los paisajes, especialmente montañas imponentes y
corrientes de agua.
En los cuadros naturalistas se observan principalmente
flores, pájaros y sobre todo tigres. Por lo general, los artistas pintaban con
tinta sobre seda o sobre papel elaborado a partir de la corteza de morera.
Asimismo, se logró la excelencia tanto en el tallado de sellos (cada coreano
tiene su propio dojang) como en la caligrafía, que fue protegida por la nobleza
provincial llamada yanban.
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